lunes, 6 de enero de 2020

Bajo las leyes del universo + Cap. 1 + Parte 3

Cap. 1 + Parte 3




Mientras tanto en la estancia…

-¡No entiendo qué rayos estás haciendo aquí mocosa, este no es lugar para niñas de tu edad!-

-¡Ya no soy una niña y ya le dije que no fue idea mía!-

-¡Pues no puedes estar siguiéndome a todas partes!-

-¡No tenía otra opción!-

-Y yo no tendré otra opción que sacarlos de una patada.- Llega Aioria mirándolos seriamente. -¿Qué nadie les enseño a tocar la puerta?-

-¿Y a ti nadie te enseño a cerrarla?- Le responde Milo levantando una ceja.



-Agh…- Voltea la mirada. –Para empezar, no tendrías que ir hasta la habitación de Shaka.-

-Calma hombre… para empezar, llegue y no lo vi en el jardín así que entre para preguntarle si sabía dónde estabas.- Lo mira y le sonríe de forma ladina. –Pero quien iba a decirme que me encontraría con una sorpresa.-

-¿De qué hablas?-

-Por favor hermano no me vas a negar que tu y Shaka…-

-¡No claro que no!, no imagines cosas…-

-Imagino porque se me da la gana y es gratis.-

-Pues deja de hacerlo…- Mira a Shoko que no ha dicho ni una palabra y solo está ahí parada tapándose los ojos. –Y… ¿a ella que le pasa?-

-Ahhh… no sé, quizás… la situación incómoda… o verte a medio vestir… si te pusieras la camisa ayudaría.-

-Ay por favor…- Suspira. –Está bien.- Aioria se pone la playera. -¿Mejor?-

-Ah…- Shoko se asoma por entre sus dedos. –Sí, si…-

-Ay vamos Shoko, no es para tanto, no me dirás que nunca has visto a un hombre sin camisa.

-¡Claro que no!, tengo 18 años.-

-Pues muchas a tu edad han visto cosas peores…-

-Aioria por favor.- Replica Milo. –Es una Saintia, y aun estudia en la academia, ese lugar es como un aburrido colegio de monjas.-

-Ah sí, lo olvidaba…-

-Soy muy joven para estas cosas, y yo que creí que ya era mucho después de lo que vi en la casa de libra…-

-¿La casa de libra?- pregunta Milo y Aioria al mismo tiempo.

-¡Ahhhh abrí la boca, no dije nada, nada!-

-¿Qué pasa con la casa de libra?- Miran a Shaka acercarse por el pasillo.

-No, no me hagan caso por favor, es… es difícil de explicar…- Comienza a avergonzarse.

-Está bien, no preguntaremos.- Le dice Shaka para tranquilizarla. –Son bienvenidos, pero ¿Qué les trae por aquí?-

-Pues yo buscaba a Aioria para que me pagara lo que me debe de las bebidas de anoche… y esta mocosa.- Señala a Shoko. –No tengo idea.-

-Ya le dije que no me llame así.- Se cruza de brazos. –Yo solo acabo de llegar de Japón y si lo seguí a usted… es porque es al único que conozco lo suficiente como para hablarle.--Termina diciendo con algo de pena.

-Ash bueno, en eso tienes razón.- Milo termina por aceptar. –Pero entiende que no puedes estarme siguiendo por todo el santuario, es… raro y… tengo otras cosas que hacer.-

-Aja, por supuesto señor ocupado.- Se burla Aiora. –¿Algo como intentar mejorar el sentido del humor de Camus?-

-Oh cállate gato mugroso… Camus sigue tan amargado como siempre, y la salida de anoche parece que lo dejo peor con la resaca que se carga.-

-Y supongo no quiere ni verte porque te culpa de haberlo convencido de ir.-

-Ña… me culpa de lo que sea…- Suspira. –Ya empiezo a creer que con él todo es caso perdido.-

-¿Qué?, ¿hablas en serio?.-

-Tsk, ya hablaremos después gato.- Le da un golpecito amistoso en el pecho. –Por ahora vengo a cobrarte lo que te preste anoche.-

-¿Justo ahora Milo?.-

-Sí, justo ahora, tengo un hambre monstruosa y el señor congelado de la onceava casa quiere que le traiga algo para el dolor de cabeza; pero lo más importante, pagarle a Konstatinos  para apartar la mesa de esta noche.-

-Ah es verdad…- Aioria saca de inmediato su cartera.

-¿Saldrán también esta noche?.- Pregunta Shaka intrigado.

-¡Por supuesto!- Responde Milo entusiasmado. –Hoy es sábado, toda Atenas es una fiesta, en cada calle, en cada bar, en cada rincón, comida, bebida y sex…-

-¡Milo cállate!.- Lo hace guardar silencio casi metiéndole la cartera en la boca.

-¿Oye que te pasa, estás loco?- Eso si había molestado a Milo.

-Solo… ca-lla-te ¿quieres?- Lo mira apretado los dientes y dándole a entender que no hable de más con Shaka y una chica ahí presentes.

-Está bien, está bien, pero él pregunto.- Toma la cartera que Aioria le estampo en la cara.

-Empiezo a creer que no estaré segura con él.- Murmura Shoko. –No parece tan responsable como la última vez que lo vi.-

-¿Tú crees?- Le pregunta Shaka curioso.

-¡Ah!, perdone no lo tome a mal, no era mi intención hablar mal de uno de sus amigos es que yo… bueno.-

-Lo sé.- Sonríe. –Hemos cambiado un poco, seguramente recuerdas a Milo como un santo temible, poderoso y orgulloso ¿no es verdad?-

-Pues si…-

-Bueno, quizás no tengamos el mismo poder que antes, pero aun así seguimos siendo los mismos, nuestra esencia humana aun esta aquí; y Milo aun es orgulloso, actúa algo despreocupado, pero sigue siendo amable y responsable, ya lo veras, solo dale tiempo y se sentirá más en confianza.-

-Entiendo.- Mira a Shaka atentamente y luego al otro par que parecía estar discutiendo por algo. -¿Y qué me dice de él?-

-¿Aioria?-

-Aja… ¿discuten así todo el tiempo?-

-Mmm…- Shaka los mira y se da cuenta que están peleado muy a su manera insultándose de mil y un maneras. –Jeje, si siempre son así, pero son muy buenos amigos… y a pesar de ese vocabulario, te aseguro que Aioria es de entre todos el más educado, amable y caballeroso.-

-Ah… en verdad… debe quererlo demasiado.- Se sonroja y no solo por sus palabras, sino porque Shoko podía darse cuenta del sentimiento en cada una de ellas.

-No sé cómo sería la vida sin él…-

“Es tan sincero… y tan puro…” Piensa Shoko al oír la manera de expresarse de Shaka. Lo veía y sentía esa aura solemne, llena de paz y a la vez desbordante de emociones… veía el brillo de esos cristalinos ojos azules y solo veía… se atrevería a decir “inocencia”… le era intrigante.

-Shoko…- Le habla Shaka dándole una amable caricia en la cabeza. –Discúlpame un momento, creo que iré a impedir que “se maten”.-

-Oh si claro…- Lo sigue con la mirada, e incluso su manera de caminar le parecía irreal, elegante y grácil al mismo tiempo, como si fuera un príncipe, pero a la vez tan amable y gentil. Por primera vez desde que había sido enviada al santuario, se sentía reconfortada, menos sola y perdida al conocer a alguien como Shaka, y esperaba tener oportunidad de volver a hablar con él.

-¡Ya te dije que lo puse ahí esta mañana!- Grita Aioria.

-¡Pues entonces no sabes contar!- Le responde Milo con un par de billetes en la mano. –Observa bien lo que te digo  1000 y  5000… los cuales tomare de todos modos porque tengo hambre y tengo que ir a la primera farmacia que se me cruce en el camino.- Se los guarda.

-¡Oye maldito insecto abusivo!, eso es parte de la mensualidad que nos da el santuario, si se me termina antes de mes me quedare sin nada y Kanon va a matarme si me atrevo a pedirle más dinero.-

-Ese no es mi problema gato pulguiento.- Se cruza de brazos. –Tú sabrás en que los gastaste pero aun me debes ₯ 4000.-

-¡Aaaagh!- Aioria ya estaba frustrado. –Te digo los puse en mi cartera esta mañana y…-

-Se los diste a Aioros.- Dice Shaka sonriendo tranquilamente.

-Ah es cierto se los di a… ¡Espera!, ¿Qué yo hice qué?.- Queda totalmente en shock.

-¡Estás loco!.- Le grita Milo. -¿Para qué rayos iba a querer tu hermano ₯ 4000? Y sobre todo ¿en que estabas pensado?-

-En realidad le dio dos de ₯ 5000.- Comenta Shaka inocentemente.

-¡¡Le diste ₯ 10.000!!- Grita Milo casi jalándose los cabellos y queriendo ahorcar a Aioria. –¿Sabes todo lo que pudimos haber hecho con ese dinero?-

-Atrás bicho ponzoñoso y ¡Agh ya lo sé, lo sé… estaba distraído, pensaba en otra cosa!-

-Ah… si… claro por supuesto.- Si estaba en la casa de virgo, ya se imaginaba en que estaba pensando.

-Disculpen, ¿podría hacer algo por ayudar?…- Pregunta Shaka mirado a ambos.

-Pues si sabes aparecer dinero seria de ayuda.- Responde Milo.

-Mmmm aparecerlo mágicamente no, pero puedo hacer algo parecido.- Y entonces Shaka saca algo de entre los pliegues de la cintura de su túnica y  le ofrece a su amigo un pequeño “papel” doblado a la mitad. –Toma…-

-¿Qué?.- Milo lo toma sin saber de qué se trata y al abrirlo se da cuenta que es el dinero que falta. -¡Me estás dando…!, Shaka no puedo aceptarlo.-

-Shaka…- Aioria lo mira sorprendido y avergonzado. –Shaka, no por favor, este es mi problema y fue mi error, yo lo arreglare.-

-Está bien.- Le sonríe. –Se que te equivocaste, pero lo hiciste con buenas intenciones, querías que Aioros fuera feliz.-

-Bueno si pero…-

-Y supongo que si realmente quieren salir esta noche, Milo debe ir a hacer esa reservación como dijo antes.-

-Shaka… -Interviene Milo. -¿En serio tu estas enterado del bar y estás de acuerdo?-

-No sé nada realmente, de cualquier manera el dinero te lo debía Aioria, así que eres libre de decidir qué hacer con el.-

-Pero Shaka.- Aioria realmente se estaba sintiendo mal al respecto.

-¿En serio no te molesta?- Milo estaba totalmente impresionado. –Es decir, me estás dando parte del dinero que nos dan para vivir como mensualidad…-

-Milo, está bien, honestamente yo no lo necesito, es solo dinero… pero creo que con la parte extra que tomaste de Aioria podrías usarla de una manera productiva y llevar a nuestra invitada a conocer parte de la ciudad; sea el tiempo que se quede, necesita en quien confiar y quien la guié.-

-Ahhh…- Voltea a ver de reojo a Shoko que esta distraída recargada en la pared al lado de su mochila mirando las columnas y el techo del templo. –No quiero pasar mi día cuidando a una niña, adolescente… o lo que sea.- Se rasca la cabeza.

-Es buena oportunidad para conocerse sin el estrés de una guerra o enemigos inesperados.-

-Va a ser muy raro.- Milo continua quejándose. –No sé nada de chicas y gritan demasiado, se quejan, no sé que hacen, que comen o respiran.-

-Milo no seas exagerado.- Le dice Aioria.

-¿Ah sí? entonces mejor cuídala tú.-

-No, estoy ocupado.- Sonríe retrocediendo un paso zafándose del asunto.

-Si claro cómo no.-

-Además ella te busco a ti primero.- Se defiende Aioria.
-Pues sigo sin saber porque.- Se guarda el dinero y se cruza de brazos… ya lo estaban convenciendo.

-Ella aun te ve como el santo que le salvo la vida y le enseño por primera vez el camino que debía seguir de luchar por su destino.- Le dice Shaka. –Y si me permites decirlo, eso es un gran honor, así como eres importante para nosotros, eres valioso para ella.- Termina por agregar con una amable sonrisa; si esa misma sonrisa que iluminaba los días de Aioria, que animo a Shura y por la expresión sorprendida y levemente sonrojada de Milo, surtía efecto en todo aquel que la mirara.

-Vaya…- Se rasca la punta de nariz con nerviosismo. –Shaka, tienes un modo muy particular para convencer a las personas.

-¿Significa que aceptas?.-

-Ja, claro que si Shaka.- Suspira sonriendo dramáticamente como si hubiera sido “vencido”. –Y de paso le preguntare porque la mandaron llamar al santuario, solo por curiosidad.-

-¡Milo, gracias!, iré por ella…- Shaka corre a buscar a la chica que ya se ha desaparecido de la estancia y se ha ido seguramente a curiosear por ahí.-

-Milo… hombre gracias.- Le dice Aioria ya más relajado.-

-Oye tu no agradezcas nada, agradécele a Shaka por salvarte de esta y… por convencerme.- Sonríe. –Sabe cómo hablar con las personas y decirles lo que necesitan oír.- Vuelve a suspirar.

-¿A qué te refieres?- Aioria lo mira sin entender.

-Que eres un maldito gato pulgoso con suerte…- Le da una palmada en el hombro. –Pero aun me debes una larga explicación de esto.-

-¿Explicar qué?.- Ahora estaba más confundido.

-Si claro…- No iba a insistirle ahora. -¡Oye mocosa, deja de estar curioseando en casas ajenas y aparece de una vez o te dejo!-

-¡Ya voy, no me grite!- Regresa acompañada de Shaka. –Yo solo estaba mirando, no puedo creer que en el santuario haya un jardín tan bonito.-

-Si te gusto puedes volver cuando quieras.-

-Lo haré, y prometo tocar la puerta primero.-

-Eso sería una buena idea.- Le sonríe. –Ahora vayan y pásenla bien.-

-Vamos, vamos.- Milo la apura mientras se despide de sus amigos agitando la mano. –Tenemos a muchos lugares a donde ir.-

-Si ya voy.- Toma su mochila y corre tras Milo. –Y ¿a dónde iremos?-

-A la ciudad, y de ahí al mercado, la farmacia y después a comer así que caminaremos mucho, espero no vayas a quejarte.- Comienzan a bajar las escaleras. –Agh aunque tengo tanta hambre y sed, que mejor deberíamos ir a comer primero.-

-Habla de quejase y es usted el que lo hace todo el tiempo.- Abre su mochila y saca un paquete de galletas, una botella de jugo y un bote de leche sabor chocolate poniéndolas frente a Milo. –Puede elegir una de beber, pero las galletas las tendremos que compartir.-

-Ah… ¿es en serio?- La mira alzando una ceja.

-Sí, los compre en el aeropuerto por si a caso, pero si no quiere…-
-Mmmm creo que aceptare tu oferta.- Toma el paquete, la leche de chocolate y sigue caminando.

-Oiga, las galletas son para los dos.- Y Shoko se apresura a seguirlo otra vez.

-Ya lo sé.- Se come una. –Pero yo las repartiré.- Come otra.

-Ya se comió dos.-

-No… tres.- Devora la tercera.

-¡Oiga!-

Y así entre pequeñas discusiones continúan su camino hacia la salida del santuario, ganándose las miradas curiosas de más de uno.

Mientras tanto de regreso a la casa de virgo, Shaka y Aioria habían ido hasta la entrada para ver a sus amigos partir, y cuando finalmente ya han desaparecido por el templo de leo…

-Shaka…- Aioria lo abraza por la espalda recargando la barbilla en su hombro. -¿Ya te dije gracias?-

-Mmm no, pero ¿Por qué?-

-Vamos, ya sabes… me salvaste de la deuda que tenía con Milo y todavía fuiste tan amable con él y Shoko, y yo… bueno, no se a veces me siento un desastre, no soy muy paciente… y ahora estoy en deuda contigo.-

-¿Deuda?- Voltea a verlo y le acaricia la barbilla. –Aioria, no me debes nada, no lo hice esperando nada a cambio, tan solo quise ayudarte.-

-Pero… siento que debo hacerlo…- Desliza sus brazos hasta rodearle la cintura. –Te pagare el dinero lo prometo y haré lo que me pidas.-

-Aioria.- Y ahí estaba otra vez esa amable sonrisa. –El dinero no es algo que me parezca indispensable y lo sabes, creo que tengo lo que necesito justo ahora.- Pone su mano sobre las de Aioria que le rodean la cintura. –Aunque si quieres, espero que siga en pie tu invitación de salir juntos a la ciudad algún día.-

-¡Claro!, si eso es lo que quieres, saldremos juntos, todo el día y toda la noche, ¡será grandioso!.- Y ahí estaba otra vez Aioria estrechándolo entre sus brazos y frotando sus mejillas juntas provocándole risas a Shaka.

-Aioria jaja, espera, basta, tu barba me hace cosquillas y me pica.- Para Shaka, Aioria no dejaba de ser como un cachorro gigante encimoso y juguetón.

-No, no todavía; me gusta abrazarte.-

-Uhmm como quieras, pero, pensaba que querrías desayunar.-

-¡Me encantaría!-

-Con todas las visitas de este día ya casi son las 10 am y me imagino tienes hambre.- Le pone un dedo en la punta de la nariz.

-Shaka tu siempre sabes cuándo necesito algo.- Le da un pequeño y rápido beso en la punta del dedo y lo toma de la mano antes de caminar de regreso al interior de la casa. -¿Y qué desayunaremos?-

-Uhmm déjame pensar… upma.-

-Ahm desayunamos eso antier.-

-Bien entonces, que tal paratha con veg pulao y malai korma y de tomar tengo té assam.- Sugiere.

-Suena bien, y sabes que amo cuando cocinas pero…- Se acerca a decirle al oído como si fuera un secreto. –Hoy tengo mucha hambre.-

-Ah…- Lo mira. –Entonces supongo que una típica comida vegetariana no será suficiente.-

-Mmm, no tal vez no.- Lo mira como esperado que no lo regañe, pero vamos, Shaka jamás se molestaba en serio con él.

-Está bien, haré pollo con curry también para ti, pero tendrás que ayudarme.-Empezaba a creer que consentía mucho a ese cachorro gigante.

-Trato hecho, te ayudare.-
Shaka sonríe, ya sabe que aunque Aioria diga que le ayudara, es tan impaciente que acabara distrayéndose en algo o comiéndose algún ingrediente mientras se queda solo mirándole hasta que le diga que la comida esta lista y corra a sentarse.

-Oh cierto y Shaka, ¿podríamos hacer algo con respecto al té?.-

-Ya sé que no te gusta y no te acostumbras.- Suspira. –Hare café para ti.-

-¡Gracias!- Continúan su camino pero Aioria mira de reojo el pasillo que lleva hacia la habitación y se detiene. –Oye Shaka… tengo una idea.-

-Uhm ¿Cuál?.- Lo mira intrigado, algo planeaba y lo sabía.

-Tú, yo… y el desayuno en la cama.-

-¿Qué?- Lo mira con los ojos bien abiertos, ¿Qué estaba planeando?.

-Vamos, será cómodo y divertido.-

-No creo que sea buena idea.-

-Te gustara, ¡Ya verás!.- Y sin esperar una objeción mas, Aioria se lleva a Shaka a toda prisa a la cocina por ese desayuno prometido y poner en acción su plan.

Si… sin duda Shaka pensaba que lo consentía demasiado… pero ya era tarde.


Así comenzaba este agitado día en el santuario, lleno de sonrisas, alegrías y emociones… aunque no en todos lados parecía haber la misma euforia; como en la sala del patriarca.
Las enormes estancias, la mayoría del tiempo se encuentran silenciosas a excepción de los sirvientes que avisan cuando la comida está servida, o algún guardia que ha ido a llevar sus informes, para después volver a quedar en absoluto silencio. Era un día tras día indudablemente estresante y monótono para su nuevo patriarca.

Kanon, envestido con los ropajes de patriarca, pero sin mascara ni el casco, lleva sentado frente a su escritorio desde temprana hora intentado terminar con los informes y pendientes, pero el cansancio después de una larga y pésima noche de inquieto sueño y el tedio del trabajo podía más con él.

-Agh, estoy harto…- Lanza los informes a la pila de papeles frente a él provocando que resbalen y caiga la torre entera al piso. -¡Maldita sea!.-

-¿Que vocabulario es ese señor patriarca?.- Alguien de vestimenta similar entra a la oficina con una charola con una tetera y un par de tazas. -¿El papeleo te ataca de nuevo?.-

-Muy gracioso Saga.- Suspira levantándose de su silla, pasando a un lado del montón de papeles esparcidos por el piso y planteándose si levantarlos o no, para finalmente olvidarlos y salir al balcón y sentarse frente a una pequeña mesita.

-¿No los levantaras?.- Saga lo sigue dejando la charola sobre la mesa. –Si quieres yo…-

-Nah, olvídalos y siéntate.- Apoya los codos sobre la mesa.

-¿Seguro?, sabes que no me molesta ayudarte.-

-Lo sé Saga, pero tú, Mu y Camus ya hacen suficiente por ayudarme con toda la parte administrativa del santuario durante la semana, no pasara nada por un par de días que esos reportes se queden en el piso.- Dice Kanon sin el menor interés por dichos papeles.

-¿En serio Kanon?.- Toma asiento frente a él notado la terrible cara de cansancio. –Veo que no dormiste otra vez.-

-Estas en lo cierto… de nuevo esos sueños que no logro descifrar; siento que hay un poder, una fuerza cerca que esta llamándome fuera del santuario pero…-
-¿Pero?.- Saga lo anima a seguir mientras le sirve una taza de infusión de hierbas. -¿Crees que eso represente algún peligro para el santuario justo ahora que estamos desprotegidos?-

-No, y eso es lo extraño, no noto ningún tipo de peligro o incomodidad... tan solo me inquieta.- Toma la taza que le es ofrecida. –Claro dejando de lado el trabajo administrativo y de poner en pie nuevamente el santuario.- Suspira cansado. –En serio no sé como hiciste para manejar tú solo el santuario por 13 años.-

-Bueno, ¿qué puedo decir?, aprendí de Shion, al igual que Mu aprendió de su maestro a organizar prioridades… aunque siendo honesto, tampoco hice mucho, solo mantuve el ritmo de trabajo y sistema que Shion ya tenía hecho desde hace tres siglos.- Se sirve él mismo una taza de té.

-Oh sí, claro y si a Shion le tomo mantener el orden tres siglos y tenía el carácter para esto, no sé que esperan de mí.-

-Lo estás haciendo bien Kanon.-

-Gracias, pero es más gracias a ellos y a ti hermano.- Suspira estirándose cansadamente en su silla. –Siendo sinceros tú serias mejor patriarca que yo.-

-Agradezco tus palabras, pero no estoy tan seguro de eso, igualmente cometí muchas faltas.-

-Pero no fue tu culpa, ni era tu intención real…-

-Aun así… Athena te dejo el cargo como última voluntad, y si fue así es porque consideraba que eras la persona indicada.-

-Supongo…-

La verdad es que Kanon había aceptado porque era un asunto de extrema urgencia, el santuario estaba destruido y apenas quedaban soldados y unos cuantos aprendices que habían sobrevivido, había un ejército que reorganizar y un santuario que reconstruir; la verdad no había sido nada fácil, y aunque la Fundación Graad los apoyaba económicamente en todo, en definitiva el trabajo de escritorio no era lo suyo, y de no ser por Mu, Camus y Saga, Kanon sentía que ya hubiese enloquecido hace mucho tiempo; además de que se sentía cada vez más inseguro de su misión, él era un hombre de mas acción, de dirigir un ejército, de crear estrategias, usar su ingenio… por el contrario, no era muy paciente, no era diplomático, era desordenado y su oficina era prueba de eso, no seguía las reglas de vestimenta de un patriarca, se había negado a usar la máscara, no quería ocultarse ante nadie, el casco le estorbaba para trabajar, odiaba las formalidades… y hasta cierto punto los modales; tan solo con mirar a Saga, sentado con propiedad, con porte serio y elegante; era natural en él… y bueno Kanon… basta decir que siempre estaba encorvado recargándose sobre su mano, apoyando el codo sobre la mesa y tenía un pie subido en su silla.

-Ya es tarde, Camus y Mu no han llegado, ¿tendrían algún problema?- Pregunta Kanon.

-Hablando de  Camus creo que es mejor que no cuentes con él el día de hoy, anoche salió a beber con Milo, Aioria, Afrodita y Death Mask, y despertó con una resaca.-

-¡Ja! Qué envidia.-

-¿Te da envidia el despertar con resaca?.-

-Jaja por supuesto, eso significa que hasta Camus aun tiene vida social y se da su tiempo para salir a beber un rato, a diferencia de mi.- Bosteza. –Lo cual sería un excelente pretexto para no venir a trabajar.- Se termina su té de un solo trago. –Igual que la oportunidad perfecta para dormir todo el día.- Se sirve más té y aunque sabe que ese tipo de infusión no lleva azúcar, le pone dos cucharadas, lo sorbe haciendo un poco de ruido y queda satisfecho. –Mmm… ¿Qué?- Pregunta al ver que Saga se le ha quedado mirando con la boca entre abierta.

-No, nada, nada.- Le dice ocultando una sonrisa detrás de su taza.

-Mejor dime donde esta Mu, o ¿es que el también amaneció indispuesto?.-

-No, de hecho vino minutos antes a avisar que tenía algo importante que hacer, pero después del almuerzo iniciaría con el entrenamiento de Kiki.- Deja su taza a un lado suspirando mirando a lo lejos el coliseo de entrenamiento.

-Tsk, apuesto a que quisieras ir a verlo entrenar.-

-Eh, no, no… ¿porqué lo dices Kanon?.- Lo mira con sorpresa.

-Se te nota en la cara.-

-Ehm, bueno si, pero no del modo que crees.-

-¿En serio no?- Se cruza de brazos sin creerle. –Porque  pareces muy satisfecho cada vez que tienen que hacer tiempo extra de trabajo.-

-No te negare que es una gran compañía, es muy inteligente, siempre hay tema de conversación,  y es un maestro muy apreciado por todos en el santuario.-

-¿Y eso no te parece razón suficiente?- Se sirve más té. –Eres libre de iniciar una relación si quisieras... ya no estás atado a las leyes del santuario y de los santos; a menos que prefieras las chicas.-

-No lo sé, nunca me he puesto a pensar detenidamente si me gustan los hombres o las mujeres, supongo que es igual para mí. .- Intenta servirse más té, pero se ha terminado. –Y mira quien lo dice, deberías tomar tu propio consejo, te seria de ayuda para el estrés.-

-Te equivocas Saga… como patriarca no puedo tener ese privilegio.-

-Claro que podrías, no te digo que olvides tu trabajo; además omites ciertas reglas del santuario como la vestimenta o la etiqueta; no creo que seas el típico patriarca consagrado al celibato.

-Y jamás lo seré… pero pensare en eso cuando logre tener todo controlado y haya levantado el santuario y ya veremos… aunque ¿quién querría una relación con alguien con un trabajo como el mío?… hasta yo me hartaría.-

-Uno nunca sabe que sorpresas nos traerá el destino.-

-Siendo así, te tengo dos sorpresas, la primera… hoy no trabajamos.- Se estira y cruza los brazos tras de su cabeza.

-Jaja, ¿seguro?-

-Oh si, esa infusión de hierbas realmente me ha relajado y mi plan es dormir el resto del día, o eso intentare.-

-Está bien su santidad, sus deseos son ordenes.- Saga sonríe y comienza recoger las tazas. Por cierto Kanon, ¿cuál es la segunda sorpresa?-

-La veras cuando llegue.- Bosteza nuevamente estirando los brazos sobre la mesa antes de acomodarse, al parecer su idea era dormirse ahí mismo. –Ya que dices que no te interesa salir con Mu, quizás esa otra sorpresa te haga cambiar de parecer.-

-Kanon, ya te dije que no es que Mu no me parezca alguien interesante, es solo que jamás me he tomado el tiempo en pesar en un romance o cosas así… además… parece que él ya está interesado en otra persona…-

Pero al parecer esta última declaración Kanon ya no la ha escuchado y se ha quedado totalmente dormido.

Y ¿quién sería esa persona de la que Saga habla?... quizás eso no sea tan difícil de descifrar.


Mu va bajando las escaleras de libra para entrar a los terrenos del templo de virgo.

-Buen día Shaka ¿puedo pasar?...- Dice Mu al entrar a la casa, pero esta luce tan silenciosa que le parece extraño, porque conociendo a Shaka, él estaría cerca y habría salido a su encuentro a darle la bienvenida. –Shaka…- Al no obtener respuesta se adentra en la casa llegando hasta el jardín pero sin encontrarlo. –Qué extraño… ¿habrá salido a alguna parte?.- Vuelve a la casa cuando percibe el aroma a especias, arroz y otros condimentos, así que se dirige a la cocina. –Shaka, estuviste cocinando.- Llega pero también se encuentra con la cocina vacía aunque evidentemente había estado ahí probablemente no más de media hora. –Es… extraño…- Justo entonces mira hacia el pasillo que lleva a su habitación notando que la luz del sol se asoma por la puerta entre abierta. –Ah, ahí estas…- Sonríe dirigiéndose a la habitación. –Te estaba buscando, hoy tengo tiempo para llevarte a…-

Pero se queda sin habla al abrir la puerta y ser recibido por una escena que no se esperaba.

A sus ojos la habitación era un desastre, platos de comida ya vacíos colocados en la alfombra, ropa esparcida en el suelo, hojas y flores por todas partes y… “lo peor”… Aioria y Shaka, abrazados sobre la cama y dormidos tan profundamente que ninguno de los dos se dio cuenta de la presencia de Mu que los observaba desde la puerta, sorprendido, sin palabras, cerrando sus puños con fuerza, ¡no quería estar ahí!, era como una pesadilla…

Pero lo que para Mu era una pesadilla, para Aioria y Shaka, era como un sueño, era su sueño, su mundo, lleno de paz… si, lo suyo era amor, un amor que no sabían que existía y del que no eran consientes, juntos eran como niños llenos de un amor puro e inocente.

Mu se alejo de la habitación, corrió por el pasillo hasta salir de la casa de virgo y no se detuvo hasta bajar las escalaras que la conectaban con la casa de Leo.

-No, no, no, ¡no!, tu otra vez Aioria…- Quien diría que alguien tan serio y centrado como Mu se comportaría con el mismo enojo como si se enfrentara a un enemigo. –Siempre, todo el tiempo, desde que éramos unos niños, desde que Shaka llego al santuario tu… siempre te has interpuesto en mi camino.- Se queda unos instantes en silencio, se sentía culpable porque sabe que no debería pensar así de un compañero que enfrento tantas injusticias y aun así mantuvo la frente en alto, alguien que siempre se mantuvo fiel hasta la muerte… pero aun así, sus emociones eran algo diferente, algo con lo que no podía luchar y reprimir ahora.

-No sé qué fue lo que te dijo mi maestro aquel día, pero después de tantos años sigo sin creer que, a pesar de todo lo que hemos pasado, vuelvas a interponerte entre Shaka y yo…- Decía mientras miraba con resentimiento las puertas de la casa de Leo. –Que ironía que una guerra santa nos unió a Shaka y a mi… y al volver la paz… nos separara para llevarte a ti Aioria, hasta sus brazos…-

Si… esa persona a la que Saga se refería era Shaka.

-¡Maestro, Maestro Mu!-

-¡Ah!... Kiki…- Mira Mu con sorpresa a su joven y ahora ya no tan pequeño alumno aproximarse.

-Maestro Mu ¿le pasa algo?- Kiki lo mira con sus curiosos ojos lilas.

-No es nada Kiki, solo venia de la casa de virgo.-

-¡Ahh ya veo, también fue a saludar a los maestros Shaka y Aioria.- Responde entusiasmado el pequeño pelirrojo que amaba llamar a todos los ex santos como “maestros” porque los había visto luchar y había aprendido tantas cosas de ellos en su momento, que a todos los quería como tal.

-¿Qué?... yo… bueno no precisamente, ellos estaban…-

-Ah, déjeme adivinar, estaban dormidos.-

-Kiki, ¿Cómo lo sabes?-

-Pase por virgo hace un rato, cuando llegue estaban preparado juntos el desayuno, o mejor dicho por la hora, el almuerzo, y ¡era mucha comida!, los dos me invitaron a comer con ellos pero como mencione que mi entrenamiento empezaría en unas horas, me dijeron que prepararían  mi almuerzo para llevar, prometí volver por el porqué lo buscaba a usted maestro Mu; pensé que entre cuatro seria un almuerzo más entretenido.- Sin duda Kiki no tenía idea de lo que pasaba por la mente de Mu.

-Luego corrí por las casas hasta Acuario donde el maestro Camus estaba ya de muy mal humor esperado a que el maestro Milo apareciera porque le prometió que le traería algo para el dolor de cabeza, pero cuando mencione que lo vi pasar por Aries de salida del santuario en compañía de alguien, solo apretó los dientes y levanto mas las cejas… mmm quizás su dolor de cabeza aumento.- Pobre Kiki, aun seguía siendo un “niño” para ciertos temas. –Camus me dijo que no lo había visto y que sería mejor que lo buscara en otra parte así que decidí volver y cuando pase por la casa de virgo, mi almuerzo estaba listo sobre la mesa, pero no encontré a nadie, quise buscarlos para agradecerles cuando escuche que Aioria le decía a Shaka que la comida había estado tan deliciosa y estaba tan satisfecho que le había dado sueño y dormiría un rato, pero no quería estar solo en la cama y cuando el maestro Shaka dijo que se quedaría con él pensé que no debía interrumpirlos y me fui de regreso a Aries.- Termina de contarle casi sin haber respirado y con una enorme sonrisa.

-Sha… Shaka dijo ¿Qué se quedaría con él?, ¿con Aioria?... ¿en la cama?- Y Mu solo lo repetía como si no pudiera creerlo, pero también los había visto juntos y abrazados en la misma cama, sabía que era cierto… pero le costaba tanto asimilarlo, ¿porqué Aioria parecía tener todo tan fácil con Shaka?

-¡Sí!, son tan buenos amigos y comparten tanto tiempo juntos, me alegro tanto por ellos maestro; espero algún día encontrar a alguien así…-

Si hubiese sido cualquier otra persona, Mu lo habría mandado a cerrar la boca y seguramente lo habría lanzado lejos con alguno de sus ataques; pero era Kiki, era más que solo su discípulo, era casi como un hermano menor, o un hijo para él; y había pasado tantos años solo sin aprendices de su edad que era lógico que anhelara tener amigos… no podía culparlo.

-Entiendo Kiki, pero entonces ¿por qué decidiste volver a subir?-

-Al llegar a Tauro, Aldebaran estaba ahí, él me dijo que lo vio a usted subir hacia los aposentos del patriarca y como mi comida se enfriaba, almorzamos juntos; al terminar pensaba subir las 12 casas para buscarlo cuando lo encontré aquí.-

-Ya… ya veo.-

-¡Maestro Mu se perdió de un almuerzo genial!, si lo hubiera encontrado antes hubiéramos comido los tres.-

De haber sido otra la situación, Mu pensaba que “los tres” significaba Kiki, él y Shaka comiendo en la casa de virgo y no Aioria en su lugar.

-Entiendo Kiki… ya habrá alguna oportunidad.- La realidad es que de probar la comida de Shaka de eso ya habían pasado varios años. –Kiki, ya que estamos aquí, ¿te molestaría empezar con tu entrenamiento más temprano de lo planeado?.-

-Por supuesto que no maestro, ¿A dónde iremos?.-

-Vayamos a Aries… el taller nos espera, quizás trabajemos toda la tarde hasta el anochecer.-

Finalmente, Mu ya no tenía nada más que hacer por el momento en Virgo.




El resto del día en el santuario, transcurrió con calma.

Pasado el medio día, Saga y Kanon deciden bajar a la zona de entrenamiento; siguiendo con su ideal de no mantenerse oculto y ser alguien confiable y accesible para todos en el santuario, Kanon alentó a los presentes de entrenar con él y se sintieran en confianza, además de que en lo personal necesitaba mucho el ejercicio físico, desestresarse y regresar un poco a sus raíces como santo y sentirse vivo de verdad otra vez al sentir la sangre y adrenalina recorrer todo su cuerpo.

Al dar las 10 pm, el santuario volvía a la calma lentamente, los aprendices se retiraban a dormir después de un día agitado de entrenamiento, mientras que los ex santos dorados apenas iniciaban con sus planes de fin de semana como Aldebaran que tenía planeada una cena en un restaurante del pueblo, Death Mask y Afrodita que planeaban cenar y pasear por la ciudad toda la noche, Shura y Aioros que al parecer si se habían tomado muy en serio eso de volver al día siguiente porque no habían regresado desde la mañana; y claro Milo y Aioria que se disponían a partir.

-¡Estás listo sí o no gato!.- Grita Milo en la entrada de la casa de Virgo. Ahora a diferencia de esa mañana esta vestido con un pantalón de cuero negro, botas, una camisa color vino, una corbata negra atada con un nudo flojo y chamarra de piel negra.

-Ay ya no grite.- Le dice Shoko sentada en un escalón y con su mochila al hombro. –Seguro ya casi sale.-

-Pues ya se tardo, y mira que todavía me hace venir a recogerlo hasta la casa de virgo.-

-No exagere, si igual acabamos de llegar, usted no sabía ni que ponerse de ropa… y todavía que le ayude.-

-Oye pero valió la pena, esta noche me veo excelente, tienes talento para esto enana.- Le dice posando como si tuviera una cámara enfrente, cosa que a Shoko le causa algo de gracia pero agradecida por el cumplido, que viniendo eso de Milo ya era un gran logro.

-Bueno alguien tenía que hacerlo o aun estaría en su casa con la cabeza metida en el closet; cuando llego su amigo de las cejas curiosas creí que le ayudaría.-

-Jajaja “cejas curiosas” es Camus y no digas nada de sus cejas o se enojara contigo.-

-Mmm pues apenas y pude decirle hola y ya parecía molesto, el lugar entero se puso tan frío como un congelador, creo que le caigo mal o algo así.-

-Sí, le caes mal.-  Se sienta a un lado. –Pero es normal, “odia a todo mundo”, pero es solo hasta que se toma el tiempo de conocer a las personas.-

-Eso es un alivio.-

-Pero no le gusta perder el tiempo dándole oportunidades a la gente.-

-Oiga eso no me anima para nada.-

-No era para animarte, sino para que no te ilusiones y el te diga algo hiriente; solo mantén la distancia por ahora.- Suspira y toma la muñeca de Shoko para ver la hora en su reloj. -Agh ya es tarde… ¡Gato pulguiento o sales ahora o ya me voy!.-

-Ya cállate bichejo de coladera, ya estoy aquí.- Le dice Aioria a sus espaldas vistiendo también pantalón de piel, zapatos de vestir, una camisa verde agua marina con los primeros tres botones sin abrochar y lentes oscuros colgando de una cadena con una placa estilo militar al cuello.

-Ohhh vaya que tenemos aquí.- Dice Milo sonriendo con una ceja levantada. –Te bañaste jaja.-

-Muy gracioso Milo, pero si es obvio que me bañe tarado.-

-Falta que me digas que Shaka te tallo la espalda.-

-¡Claro que no!-

-Yo estaba sirviéndole la cena.- Se asoma sonriente atrás de Aioria.

-Ay ¿encima te hace de cenar?- Lo mira fijamente.

-Claro, ya era tarde…- Le dice Aioria como si fuera lo más lógico del mundo.

-Ay pero como te odio gato pulgoso.- Lo mira con los ojos entrecerrados.

 -Jaja ¿envidia escorpioncito?- Le sonríe con orgullo.

-Obvio…- En realidad Milo no podría odiarlo, pero si le tenía un poquito de envidia.

-Jaja, ya vayámonos Milo o se hará más tarde…-

-Aioria, espera…- Dice Shaka colocándole a Aioria una pashmina de seda negra sobre los hombros atándola de manera simple. –Perfecto.-


-Shaka ¿me la estás dando?, pero ¿Por qué?.- Cuestiona Aioria tocado la suave y delicada tela.

-Porque se te ve bien.- Sonríe.

-Gracias…-

-¡Ya déjense de sus cosas o voy a deprimirme!- Milo vuelve a quejarse sacudiéndose la larga cabellera en la frustración quedado despeinado. -¡Agh! Ya ven lo que provocan.


-Jaja oye eso no es nuestra culpa, tu lo hiciste solo Milo.-
-De verdad me debes una explicación de esto Aioria.- Dice Milo intentando peinarse un poco solo logrando dejarlo peor.

-Ay no puede ser.- Interviene Shoko buscando algo entre su mochila. –Tanto que costo dejarlo decente.- Saca un cepillo y obliga a Milo a sentarse para arreglarlo.

-¡Agh! Oye me estas jalando.-

-Ya lo sé…- Shoko continua sin hacerle caso.

-Si me arrancas algo de cabello ya verás…-

-Pues no se queje y aguante, seguro a pasado por cosas peores, no va a morir por un cepillo.-

Quizás no moriría por los jalones de un cepillo, pero indudablemente el peine no era “amigo” de la cabeza de Milo, cosa que a Aioria y Shaka les hacia un poco de gracia.

-¡Listo!- Dice Shoko finalmente dejando de “torturar” a Milo haciéndose a un lado y dejándolos ver que le a desenredado la salvaje y larga cabellera y se la ha dejado atada en una coleta con una “dona” dejando el rostro bastante despejado dándole un aspecto diferente, pero definitivamente cómodo y agradable a la vista.

-¿Qué?- Milo les pregunta a Shaka y a Aioria que solo se le han quedado viendo sorprendidos. -¿me hizo algo raro?, ¿me dejo calvo o qué?-

-Al contrario, yo creo que luces bien.- Opina shaka

-Digo lo mismo, te vez como una persona decente.- Aioria simplemente no podía dejar de molestarlo.

-¿Qué insinúas?- Se toma la cabeza intentando adivinar como lo ha peinado.

-¡Oiga! No se despeine otra vez.- Lo detiene y le da un pequeño espejo de bolsillo. –Con lo que cuesta desenredarlo y todavía desconfía.-

-Mmmm.- Milo toma el espejo y se mira quedando sorprendido y bastante satisfecho. –Vaya nada mal, nada mal.- Hasta que ve la dona de cabello. -¿De estrellitas doradas?, ¿en serio?.-

-Sí y confórmese con eso.- Se cruza de brazos. –Y cuídela mucho porque es regalo de mi padre, así que espero me la devuelva.-

-Está bien, lo haré solo porque es regalo de alguien importante.- Le lanza para que atrape su pequeño espejo. –Bueno ahora si vámonos.-

-Si…- Aioria asiente y voltea a ver a Shaka sintiéndose de nuevo extrañamente culpable porque de no haber sido por él, no estaría saliendo esa noche y en su lugar piensa que se hubiese quedado con Shaka toda la noche e igual se hubiera sentido feliz y satisfecho. –Shaka, gracias…- Pero salir del santuario representaba una tentación difícil de evitar.

-Solo diviértanse.- Sonríe. –Yo cuidare de Shoko y la llevare con Marín hasta su cabaña.-

-Gracias por eso Shaka, te debo una.- Le dice Milo sinceramente.

-Solo cuida a Aioria por mí.- Le pide guiñándole un ojo.

-Jaja, lo prometo, no le quitare los ojos de encima.-

Y así Shaka y Shoko los miran partir, dando inicio a una larga, muy larga noche… los minutos pasan y mientras en la ciudad todo es alegría y una completa fiesta llena de música y bebida; el santuario poco a poco cae en un silencio absoluto, donde el viento mueve las cortinas de las habitaciones de sus residentes, trayendo el aroma salado del mar mediterráneo.

En los aposentos del patriarca el viento abre la cortina de la habitación de Kanon quien está profundamente dormido, el calor de la noche ateniense comienza a aumentar provocando que en sueños Kanon se remueva incomodo hasta lograr liberase de las sabanas dejando su cuerpo semi desnudo al descubierto.

En su mente Kanon ve una playa, es de noche, el viento agita las olas, la luz de la luna se refleja en las aguas, a lo lejos se percibe un murmullo, voces, suaves risas… un canto dulce e hipnotizante, una voz que le llama y le invita a seguirla. A su alrededor pequeñas luces le rodean, se elevan y avanzan, quieren que las siga, saben de quién es ese canto, pueden llevarlo hasta ahí, pero para eso tiene que entrar al agua, sumergirse en el mar, hasta ahí donde la luz de la luna ilumina una roca, y sobre ella una figura humana, las olas salpican su rostro, su pecho, su espalda, sus piernas… está completamente al desudo, pero ¿de quién se trata?... Kanon no logra distinguir su rostro, intenta pensar en quien podría ser o que intenta decirle cuando levanta una mano,  la extiende hacia él, esta invitándolo a ir… a tocarle, así como su mano desliza los dedos sobre la piel de su pierna, pasando al interior de sus muslos… y ríe, de algún modo sabe que Kanon se muerde los labios ante la tentación. Esa persona, ese ser misterioso se gira dándole la espalda, gira la cabeza para verlo de reojo y claramente Kanon lo escucha hablándole directo a su mente.

“¿No quieres venir?”

Y el corazón de Kanon se acelera, siente como un golpe de adrenalina recorrerle de pies a cabeza, es tentación… excitación.

“No estás seguro… puedo sentirlo, pero también siento otra cosa… y yo si lo estoy”
Sin darle tiempo a analizar sus palabras, Kanon mira como ese misterioso y “divino” ser se sumerge lentamente en las aguas que ahora se han calmado y se desliza nadando grácilmente hacia él, con una suavidad tal que pareciera que ni siquiera crea ondas sobre el agua… esta cerca… a unos metros; Kanon sabe que pronto vera su rostro.

“Sino quieres venir hacia mi… yo iré hasta ti… yo iré a encontrarte”.

Esta ahí a tan solo unos metros… el agua se agita, salta hacia Kanon, está atento, necesita saber de quién  se trata, pero el agua que salpica se atraviesa en su camino y entonces.

Uso brazos rodándole los hombros, unos labios sobre los suyos, sus bocas se abren al instante para un beso profundo y deliciosamente placentero, puede sentir sus lenguas jugueteando una con la otra, sus dientes pellizcándole los labios, provocándole a buscar más… a necesitar más…

“Seré para ti…”

Si, no quería resistirlo más, que importaba no saber quién era esa persona, ¿qué importaba su sentido común?, su instinto podía mas con él en este momento y solo quería entregase a ese ser que le había seducido y excitado; abrazarte, tomarle de las caderas, enterrar sus dedos en su piel, marcarle con rasguños, con sus dientes… enterrarse en lo más profundo de su ser y…

-¡Ah!.- Despierta. –Pero qué demonios estaba… yo…-

Si, el sueño había acabado abruptamente, y aun era de madrugada; de nuevo esa voz, esa canción que lo llamaba se había presentado otra vez, solo que en esta ocasión había pasado algo más, mucho más de lo que habría imaginado.

-No puede ser, no puedo creerlo.- Estaba sorprendido, cubierto de sudor y con un terrible problema bajo las sabanas que sin duda le tomaría su tiempo solucionar, lo cual significaba… otra larga noche sin dormir.


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