viernes, 6 de marzo de 2020

Bajo las leyes del universo + Cap. 2 + Parte 3

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Cabo Sunión
El mar está en calma, el día es soleado y hay escasa gente en el lugar... es raro encontrar incluso pobladores pescando en la zona. A las orillas de la colina están las ruinas de templo de Poseidón, sitio que alguna vez fue usado en la antigüedad como mirador y avisar sobre la aproximación de barcos a Atenas; abajo se encuentra la prisión donde eran encarcelados todos aquellos que eran considerados traidores, criminales, enemigos y prisioneros de guerra... es parte del panorama, nadie se acerca a ahí, la gente del lugar ni siquiera la toma en cuenta, no les interesa; para ellos las rejas están cerradas, oxidas, casi solidificadas como piedra en su base por el oxido que ha crecido a su alrededor... nadie puede entrar... o eso es lo que la mayoría de la gente cree; porque alguien ha atravesado los barrotes y a ingresado hasta la cueva oculta en su interior y a llegado a las ruinas de otro templo... un templo submarino.
Alguna vez vistió unas elegantes y poderosas scales como general marino, en cambio ahora usaba un moderno traje de neopreno negro de buceo, aunque no llevaba el tanque de oxigeno porque le era estorboso y no lo necesitaba, sus grandes ojos de un tono rosado miran a su alrededor tratando de recordar que lugar, que templos y que pilares se encontraban en cada punto donde ahora solo había ruinas.
Sorrento había regresado al que alguna vez considero su hogar.
-Han pasado ya 2 años desde la última vez.- Murmura para sí mismo el joven ex general marino; ha ido solo a las ruinas del templo submarino de su señor Poseidón.
El lugar en efecto son solo desoladores escombros, después de la pelea contra los santos de bronce y la destrucción de los 7pilares, el templo se inundo y los cuerpos de sus compañeros vencidos se perdieron... jamás creyó poder volver a acceder al templo, pero ahí estaba... movido por la curiosidad, por un presentimiento que rondaba por su mente desde hacía meses, cuando una noche durante una cena, Julián Solo siendo poseído por unos instantes por el espíritu del dios de los mares le dijo:
El está aquí, ha vuelto, vive... las escamas que una vez fueron portadas por mis generales duermen, excepto dos... están vivas y vibran discordantes, quizás es una alerta, un llamado de que algo se aproxima... Sorrento debes ir a mi templo y descubrir la verdad, averigua el motivo por el que él ha vuelto, no podemos permitir que otra guerra amenace la tierra en esos momentos cuando los ejecitos de los dioses están indefensos... debes descubrir cuáles son sus intenciones, y si es un amigo o enemigo.
Y después de esas palabras, Poseidón volvió a desaparecer, dejando libre la mente de Julián para continuar la cena como si no hubiese pasado nada... sin embargo desde esa noche Sorrento estaba tan inquieto que apenas y podía dormir temiendo lo peor, y él como único marina al cuidado de su señor, difícilmente podía hacer algo si iniciara otra guerra, además si "él"... si ese "traidor" planeaba algo, ¿sería capaz de enfrentarlo?... nunca considero la idea de volver a verlo y sin embargo... aun recordaba perfectamente esos años en los que fue su comandante y ese profundo respeto y admiración que siempre sintió por él... después de saber sus planes y su traición lo odio pero, al saber que tiempo después había luchado como un santo de Athena y murió... supo que había encontrado el perdón de la diosa. Sin embargo ahora que Poseidón le había advertido que estaba vivo nuevamente, debía saber cuáles eran sus intenciones, y tendría que hacerlo solo sin alterar la paz de Julián y quizás ocultarle la verdad.
Finalmente había llegado a las ruinas del templo principal y entro hasta el salón donde efectivamente ya estaban reunidas nuevamente las scales, dormidas como su señor le había dicho, esperando pacientemente el pasar de los años hasta que los siguientes generales fuera elegidos.
Llego hasta su armadura, y puso la mano sobre ella, y si efectivamente se sentía viva, vibrante y... ¿ansiosa?, ¿inquieta?, ¿feliz?, no estaba seguro que la descripción fuera la correcta, pero esa sensación tenia al tocarla, suponía que era porque su conexión aun estaba latente y volvían a encontrarse.
Pero entonces su mirada se dirigió hacia la que se encontraba al centro, la de Poseidón... no percibía un cosmos en particular como en la suya pero, extrañamente se sentía observado por ella, como si analizara cada movimiento, y era intimidante... no pudo evitarlo y aparto la mirada, siendo atrapada de inmediato por la que era su objetivo principal desde que llego... la scale de dragón marino que brillaba como si a apropósito intentara llamar su tención, que olvidara las demás, que olvidara la mirada penetrante de la máscara de la armadura de Poseidón y solo se enfocara en ella... y así lo hizo.
Sorrento se acerco lentamente, se mordió los labios antes de acercar su mano y ni siquiera la había tocado todavía cuando un calor abrazador atrapo su mano, su brazo y todo su cuerpo...no le quemaba pero sentía como lo recorría por dentro, sus piernas temblaban, ese calor era como un par de brazos que lo tenían atapado, que recorrían su espalda, que le hacían cerrar los ojos al pasar por su pecho y el cuello hasta llegar a sus orejas finalmente haciéndole estremecer, suspirar... casi, gemir.
-¡Ah!...- De golpe reacciono y en su intento de alejase acaba cayendo de espaldas al piso. –No... no puede ser...- Estaba de sobra sorprendido, él había ¿gemido?, ¿Por qué?. –Eh... es una locura, debe ser una broma.- Mira la scale de dragón marino. -¡¿Qué intentas hacer?!, se que estás vivo ¡y no vas a engañarme!.- El cosmos en la armadura se desvaneció de pronto y el lugar quedo en silencio absoluto... vacio... pero Sorrento se sentía incomodo, la fuerte sensación que acababa de sentir aun le recorría todo el cuerpo, y la máscara de la armadura de Poseidón aun parecía observarle como si le juzgara haciéndole sentir tan avergonzado; que como pudo se puso de pie y echo a correr fuera del lugar, sin detenerse hasta llegar a la cueva que servía de puerta con el mundo exterior.
Salió del santuario submarino y nado hasta llega a la superficie asustando a un par de hombres que descansaban en un vieja embarcación y al ver sorprendidos como un joven hermoso, parecido a una sirena salía "de la nada" y se alejaba a toda prisa hasta la orilla.
Al llegar corrió hacia unas rocas donde había escondido una mochila con su ropa, pero para su sorpresa alguien ya lo esperaba.
-¿Buscas esto?.- Le dice con su mochila entre las manos.
-Ah... señor Julián.-
Si, ahí estaba Julián Solo, vestido con un pantalón blanco y una playera casual tipo polo, sombrero y lentes oscuros sosteniendo su mochila... lo había encontrado... como siempre.
-Tengo una junta en una hora.- Le lanza su mochila. –Vámonos, la limosina espera.-
-Si...- Y hasta ahí terminaba su pequeña escapada.
A Sorreto no le dio tiempo siquiera de cambiarse, Julián simplemente le insistió que entrara teniendo ya preparada una gruesa toalla sobre el asiento y una bata de baño para que se la pusiera antes de entrar y así poder iniciar el viaje de regreso a la casa de verano de los Solo.
El día era hermoso, ciertamente dejando de lado su pequeña investigación, a Sorrento le hubiese gustado caminar mas por la ciudad, en vez de estar sentado ahí en esa inmaculada limosina blanca, de asientos de piel... se sentía algo casado de todo eso.
-¿En que estas pensado otra vez?- Le pregunta Julián retirándose sus lentes de sol.
-Nada importante.- Sorrento no pensaba decirle nada al respecto pero sabía que Julián no era de los que se conformaba con una respuesta así de simple. –Es que...- Suspira. –Estabas ocupado trabajando, no debiste molestarte en venir a buscarme.-
-Uhmm.- Sonríe. –Tenía que hacerlo, sabes que me preocupo por ti sino me dejas un mensaje por lo menos con alguno de los sirvientes.-
-Ah sí, lo olvide, creo que me entusiasme mucho con la idea de nadar un rato.-
-¿Nadar en el mar cuando en casa tenemos una alberca techada?.-
-Si...- A veces odiaba estar en casa. –Después de tanto viajar por el mundo, ¿venir a Grecia y no visitar la playa?, solo creí que era una buena oportunidad.-
-¿Y querías nadar?.-
-Si...-
-¿Justo en Cabo Sunión?- Se cruza de brazos.
-Si...- ¿Julián ya sospecharía algo?, ¿Qué haría si lo había descubierto?. –A nadie le importa mucho como punto turístico, no hay gente bulliciosa, y solo pescadores locales.-
-Casi como una playa privada.- Agrega Julián.
-Pues... si.- Realmente Sorrento esperaba que no sospechara nada.
-Jajaja.- Pero para su sorpresa Julian acaba riendo. –Debiste quedarte en casa si lo que querías era privacidad, sabes que ahí nadie puede molestarte y tienes todas las comodidades que puedas desear.-
-Ahh, si lo sé, lo sé... pero tenía ganas de caminar y no ver a nadie, ni a los sirvientes, sé que me puedes dar todo pero...- Suspira largamente. -¿Qué hay de malo en salir a la calle como cualquier otra persona?-
-Que no eres cualquier persona, eres la pareja de Julián Solo y ya conoces los peligros.-
-Mmm.-Se encoje de hombros. –Lo sé... reporteros y fotógrafos paparazzi, pero he tenido cuidado, no había nadie en la zona, además vine por mis propios medios para no llamar la atención... habría sido más evidente salir en limosina.- Eso y hacer uso de su cosmos para esconderse y moverse a la velocidad de la luz.
-No hay discusión Sorrento, no permitiré que te arriesgues.- Le mira seriamente, pero casi de inmediato sonríe. –Además no te olvides que vinimos a Grecia porque tú me lo pediste y por cuestiones de trabajo, no deberías pensar en salir.-
-No lo he olvidado.-
-Me alegro, porque ya tengo fecha para tu recital.-
-Oh... ya veo.- No estaba nada emocionado.
-Pensé que la noticia te alegraría mas, no pareces muy contento.-
-Sabes que me gusta realizar eventos y conciertos de beneficencia, pero...- Mira por la ventana quedándose en silencio.
No sabía qué hacer ni que pensar, comprendía la necesidad de Julián por ayudar y remediar lo que había causado cuando fue dominado por Poseidón; pero desde la perspectiva de Sorrento ya había cumplido por mucho esa meta, y no era tan necesario viajar tanto por todo el mundo sin descanso, rodeado de inversionistas y trabajo con juntas interminables... donde Sorrento no podía asistir, y no quedaba más que "disfrutar de la buena vida" en las residencias Solo, y únicamente se hacía presente cuando Julián lo solicitaba y mostrarles a sus inversionistas "su más grande tesoro", seguido de algún plan para un recital privado para la alta sociedad.
Ser considerado por Julián como un "tesoro" le parecía al principio algo agradable, tenían la misma edad, eran amigos y tenían los mismos objetivos en mente, se entendían perfectamente... hasta que se dio cuenta que para los demás solo era visto como su amante... "el amante de Julián Solo" y poco a poco comenzaron a ser perseguidos por paparazis y reporteros que buscaban sacar alguna información sobre su "relación" al punto de inventar rumores y notas falsas ya que no obtenían nada más.
Sorrento creyó poder vivir con eso, y así era al principio; hasta que Julián comenzó a tomase más en serio eso de ser amantes, volviéndose más cariñoso y protector, quería saber donde se encontraba y que estuviera siempre a su alcance, tal y como un "tesoro". Era un fastidio solo permanecer en casa, por mas comodidades que tuviera, sentía que ya ni siquiera recordaba como era el mundo... además con la advertencia de Poseidón sobre el regreso a la vida de Kanon, tenía que estar más atento a lo que ocurriera e investigar por cuenta propia... pero Julián lo ponía en una situación muy difícil.
-Desearía estar en casa...- Murmura Sorrento inconscientemente.
-¿En casa?... ¿a cuál de todas te refieres?.- Julian sabía que Sorrento estaba distante hacia días y quería saber la razón para solucionarlo, le importaba demasiado hacerlo feliz. –Tu hogar es el mundo, a donde quiera que vayamos, es nuestro hogar, o a caso ¿hay algún sitio en el que te hayas sentido mal recibido?.-
-Austria... quiero volver a Austria.- Lo mira seriamente, no quería bromas ni nada de eso de "donde quiera que vayamos es nuestro hogar", porque ya tenía tiempo de no sentirse cómodo en ninguna parte.
-Comprendo, pero si hablas de unas vacaciones por ahora nos es imposible, aun tenemos organizaciones benéficas que visitar en diferentes partes del mundo y pensaba que iniciáramos el próximo mes con visitas a Egipto y de ahí al continente africano, ¿te imaginas dar un recital en las pirámides de Egipto?, seria impresionante.- Julián le hablaba totalmente emocionado como siempre. -Tendré eso organizado a mas tardar a finales de mes y nos iremos a...-
-Quiero ir solo.- Sorrento dice firmemente.
-¿Qué?.- Y la mirada con el seño fruncido de Julián le dejaba en claro que convencerlo sería casi un milagro de los dioses.
-Dije, quiero ir solo.- Si quería convencerlo de que aceptara, tendría que ser más firme.
-Sorrento, eso no tiene sentido...-
-Entonces ¿tiene más sentido que siempre tenga que permanecer encerrado en alguna de tus inmensas mansiones?-
-Jamás te había molestado vivir rodeado de comodidades, no esperarías que mi más grande tesoro se alojara en un hotel donde no serian capaces de atenderte adecuadamente.-
-Basta, ¡no soy una cosa!, no me gusta que te refieras a mí como un "tesoro", ni me gusta que me trates de esa manera; como si no pudiera cuidar de mi mismo, no soy un objeto de porcelana tampoco.- Perfecto ya le había gritado una vez y aun así se contenía de decirle un par de cosas más, pero sabía que eso era suficiente, para ya sea hacerlo entrar en razón o empeorar más las cosas.
-En verdad estas muy inconforme...- Pero para sorpresa de Sorrento, Julián únicamente desvío la mirada hacia la ventana. –Pero aun espero entres en razón y comprendas que no puedo arriesgarme a que alguien te lastime porque eres mi...- Suspira. –Tú sabes bien cuanto me importas.-
-Julián, siempre te estaré agradecido por permitirme viajar a tu lado pero, necesito respirar un poco de todo esto.-
-¿Esto?, ¿acaso no te he dado lo mejor?, todo lo que el dinero pueda comprar, y todo lo que tu corazón pueda desear...- Y sin más, se levanta de su lugar para sentarse a un lado de Sorrento quien de la sorpresa retrocede un poco.
-Espera... ¿Qué haces?- Le dice entre sorprendido y molesto cuando Julián le toma la mano.
-Quiero que me digas que es lo que deseas que haga por ti y te lo daré.- Se cerca aun mas casi hasta rozar sus labios.-
-Julián, ya te lo he dicho...- Intenta retroceder, topando con la ventanilla.
-Todo excepto alejarme de ti... no me arriesgare a perderte.- Y elimina la distancia entre ellos besado a Sorrento, primero presionando sus labios y al no obtener mucha respuesta, empieza a hacerlo con ansiedad; intenta hacer que abra la boca, terminando por ser un beso completamente desordenado y sin sabor alguno... hasta que Sorrento finalmente logra separarse, aun luchando contra sí mismo por no ser busco o grosero... pero ya era demasiado.
-Si es así, entonces lo que más deseo, el grandioso Julián Solo no puede dármelo.-
-Disculpe señor.- Habla el chofer. –Ya hemos llegado.-
Y solo eso necesito escuchar Sorrento para bajar inmediatamente de la limosina, si ya estaba en la residencia, bien... entonces no quería saber nada mas del asunto y volvería a su "caja de cristal".
-¡Sorrento!- Julián intenta seguirlo pero de inmediato es detenido por uno de los guardaespaldas de la residencia.
-Señor Solo, por favor tenga cuidado, se me informo que había fotógrafos en la zona aunque logramos detener a uno que logro tomar fotografías cuando el joven Sorrento salió hace unas horas.-
-¿Cómo puede ser que un simple fotógrafo supiera cuando Sorrento salía y ninguno de ustedes se diera cuenta hasta que yo volví?- Julián mira al hombre visiblemente enfadado.
-Lo... lo sentimos señor, de verdad estuvimos presentes en la entrada todo el tiempo y en el jardín, no sabemos cómo pudo salir, a menos que saltara desde el balcón de su habitación, pero eso es imposible para cualquier persona sin salir herido.-
Para cualquiera, pero no para un santo o... general marino... y eso hacía dudar a Julián.
-Está bien, ya sabe qué hacer, saquen a todos los fotógrafos y reporteros de la zona y doblen la seguridad fuera y dentro de la casa.-
-Como usted desee señor.- Le dice su jefe de seguridad antes de retirarse y cumplir la orden.
Julián por su parte entra a la lujosa residencia para dirigirse directamente a las escaleras y subir hasta la planta alta y llegar a la habitación de Sorrento, pero al intenta entrar, este ya tenía la puerta cerrada por dentro.
-Sorrento aun no hemos terminado de hablar, será mejor que abras ahora mismo.- Exigía Julián desde afuera de la habitación.
Pero Sorrento no tenía intenciones de abrir, necesitaba estar solo ahora, bueno más solo que de costumbre. Si Julián quería entrar que fuera a buscar quien le abriera la puerta; lo creía muy capaz de hacerlo.
-Señor.- Llega uno de los ayudantes personales de Julián. –Lamento interrumpir, pero permíteme recordarle que la siguiente junta será en media hora, debemos partir cuanto antes para llegar a tiempo.-
-Comprendo, iré enseguida.- Suspira frustrado, ya que al parecer tendría que dejar la discusión para después.- Ya que no piensas abrir y yo tengo que volver a trabajar, dejaremos esto para más tarde, pero te informo que alguien descubrió a un fotógrafo que se dio cuenta de tu pequeña salida.-
-¿Alguien se dio cuenta?- Sorrento susurra para sí mismo. –Maldición con los paparazis, de verdad cada vez son más insistentes.-
-Se que estas escuchándome.- Julián vuelve a insistir desde afuera. –Así que continuare y te diré que todo el equipo de seguridad está ampliamente sorprendido de que hayas salido sin ser advertido, mi jefe de seguridad considera que la única opción sería que tu, hubieras saltado por la ventana.-
-Demonios...- Sorrento se cubrió la boca para no gritar, pero sin duda estaba también muy molesto ahora... y preocupado de que alguien hubiera visto que él no era precisamente un humano normal.
-No diré más al respecto pero te recuerdo que acordamos vivir una vida feliz juntos sin hacer uso alguno del cosmos o ningún tipo de técnica y mucho menos por cuestiones personales.- Espero unos segundos para obtener respuesta pero al no tenerla Julián simplemente decide retirarse por el momento, su trabajo le esperaba.
"Acordamos"... pero ¿en qué momento? Cierto, en realidad eso Julián lo había decidido por ambos, pero alguien debería recordarle que Poseidón siendo un dios era capaz de despertar cuando le viniera en gana si era necesario, y ante eso Julián no podía hacer nada. Si, Sorrento ya había considerado desde el principio decirle a Julián sobre la advertencia que Poseidón le había hecho, pero, lo conocia demasiado bien; eso solo lo altearía, lo pondría nervioso e inseguro de que el dios dentro de él despertara de nuevo y desatara una catástrofe... Sorrento sabía que Julián no era mala persona y siempre intentaba hacer lo mejor, pero era inseguro, inestable y dependiente emocionalmente... Sorrento sabía que Julián seguía siendo un joven que creció consentido y caprichoso de hacer a como diera lugar su voluntad.
Sorrento camino por su enorme habitación hasta cruzar una puerta y llegar a su estudio personal, ahí tenía una gran colección de flautas, junto con la más preciada de todas, la primera y la que había usado mientras era general marino, también estaba ahí, guardada en una caja de madera dentro de una vitrina, un par de violines, y un hermoso piano negro y brillante, todos regalos de su generoso "amante"... si, vivir ahí era como un cuento que muchos desearían; menos para él. Su mente estaba siempre distante, perdida en otra parte, su vida era tan monótona... e irónicamente la advertencia de Poseidón le había devuelto el interés, el ánimo, la necesidad para sentirse realmente útil y parte de algo... esta vez no había descubierto mucho y había fallado, pero aun tenía una misión que cumplir y lo haría así Julián quisiera o no... ya encontraría la manera.

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