viernes, 6 de marzo de 2020

Bajo las leyes del universo + Cap. 2 + Parte 1

La noche avanza y la fiesta está en su máximo apogeo, no solo en cada local de la ciudad, sino incluso en las calles, música en los bares, música en la calle, el trafico se detiene para darle paso a improvisados desfiles de gente local y turistas vestidos con mascaras como si fuera un carnaval, algunos vestidos a la moda, otros con disfraces, todo es fiesta, todo es alegría, ni siquiera a los automovilistas parece molestarles, ya les da lo mismo... así es Atenas.
Milo y Aioria ya están más que acostumbrados al ambiente, tanto que a veces pareciera que no pueden vivir sin el cada fin de semana; aunque esta noche el hay algo diferente.
Milo se abre paso entre la gente, pasa a la barra y recoge un par de bebidas que uno de sus amigos ya tenía listas para él, para después dirigirse hacia una de las mesas principales, divisando entre la multitud una familiar cabellera castaña, acercándose a él con el par de bebidas en alto para evitar que la gente a su alrededor las tirara.
-¿Y?...- Pregunta Milo tomando el asiento al lado de Aioria dejando su bebida a un lado.
-¿Y?...- Lo mira extrañado.
-Que me digas lo que estas pensando.- Suspira. –Vamos llevamos tres horas de haber llegado, apenas son la 12:00 am y tú sigues con el mismo vaso desde que llegamos y por lo que veo ni siquiera lo has probado.-
-Ah eso... solo creo que no tengo muchos ánimos después de todo.- Responde Aioria sin ganas y apenas dándole un ligero sorbo a su bebida.
-¡Ja! ¿En serio?, no me digas.- Le responde Milo con sarcasmo. –Eso ya lo note, y todos los que nos conocen ya me han peguntado que es lo que te pasa; yo solo les dije que no sabía, pero si después de un rato no estabas bailado en la calle con una botella en la mano o iniciando una pelea de ebrios, vendría a preguntarte y bueno....- Se acomoda plácidamente en su asiento. –Aquí estoy.-
-Oye, yo no hago eso.- Lo mira indignado.
-Ay por favor, claro que lo haces... los dos lo hemos hecho por si no lo recuerdas, cuando han intentado robarnos, por querer bailar con la pareja de alguien más, por ganar en un concurso de bebidas, de vencidas también, porque alguna chica nos mira y coquetea haciendo a un lado a su acompañante, jaja no es nuestra culpa ser tan irresistibles obviamente; ¡ah! Y también DM se ha metido en peleas cuando ya está bastante borracho y alguien intenta pasarse de listo con Afrodita creyendo que la tiene fácil, él también le ha partido la cara a más de uno cuando DM ya no puede tenerse en pie ¡jaja! Son un buen equipo, quien diría que Afrodita tiene tan buen gancho derecho, sabe manejar los puños.-
-Ok, ok sí, pero no bailo en la calle con una botella en la mano.-
-Con una botella, o con un chico o con una chica, o hasta con dos lo has hecho, y por poco parece otra cosa pero Camus tan "gentilmente" como siempre, te recuerda que en la calle hay que tener un poco mas de decencia jaja... ay ahora comprendo porque casi no quiere venir con nosotros... y no me vengas ahora a decirme que no te acuerdas ni de eso y hacerte el inocente porque eso paso justo la semana pasada, y Shura estaba con nosotros para comprobarlo... también algo ebrio y sin camisa, pero más consiente que nosotros.-
-Ummgh.- Responde Aioria finalmente aceptado la verdad, era imposible negar que le gustaba la fiesta y la vida nocturna, pero entonces ¿Qué le ocurría que parecía no tener el mismo humor de siempre?.
-Demetrius dice que solo estas estresado, los demás junto con Konstantinos creen que necesitas un buena noche de aventura y pasión desenfrenada, y yo como buen amigo y porque te tengo fe... creo que es un "mal de amores", así que dime de una vez quien tiene la razón; y más te vale que me la des a mi porque aposte por ti.-
-¡Oye no me uses para tus apuestas y ganar dinero!-
-Pues si tu no lo quieres yo sí, porque buena falta nos hace.-
-Uhm... es verdad... tienes razón.- Aioria finalmente se recarga en el respaldo del sillón donde se encuentra y vuelve a prestarle atención a su bebida.
-¡Woooo! En serio yo tenía razón jaja.- Y Milo ya estaba comenzado a festejar. -¿Y cuándo vas a decírselo? O ¿ya se saltaron esa parte?-
-Ah... ¿saltar qué?- Aioria pestañea confundido.
Al parecer no se estaban entendiendo.
-¡¡De ti y de Shaka!!, por un... agh... ¿sino de que más te estaría hablando?-
-Ah pues hablaba de lo mismo, y ya se lo dije pero Shaka se negó.-
-¿Qué?, pero... ¿por qué?, realmente yo creí que tu le gus...-
-Ya sabes cómo es él Milo, no le importan las cosas materiales y dijo que no necesitaba pagárselo pero mi conciencia no me deja tranquilo y aunque me dijo que no era necesario, quizás debería hacerlo.-
-Ash ¿en serio estabas hablando del dinero?- Lo mira decepcionado.
-Claro ¿sino de que mas?.-
-No, ya de nada.- Se recarga en la mesa. –Mejor dime según tu en que tengo razón.-
-Pues en lo de que necesitamos dinero.-
-¿Y qué?, ¿piensas ponerte a apostar?.-
-Jaja, claro que no Milo, pero estaba pensado en que deberíamos buscar trabajo temporal de medio tiempo.-
-"Deberíamos" me suena a manada, y la verdad yo no sé en qué sería bueno, porque honestamente no somos buenos en nada jaja, ni tú, ni yo.-
-Vamos, deberíamos ser buenos en algo aparte... bueno ya sabes de pelear; algo como... limpiar pisos o algo si.- Le dice Aioria ya más animado.
-Sino limpias ni tu casa y me consta.- Se rasca la nariz. –Piensa en otra cosa.-
-Pues ayúdame a pensar que a ti también te convendría.-
-Mmmm...- Milo seguía sin estar convencido, de hecho le decepcionaba bastante que Aioria pensara en el dinero en vez de Shaka, de verdad él creía que sus amigos sentían algo, pero Aioria parecía negarlo, o se hacia el tonto... quizás debería indagar un poco y preguntarle a Shaka después. -Veamos...-
-¿Ya se te ocurrió algo bicho?-
-No... mmm yo que se... oye y ¿porqué no te haces stripper?.-
-¿Estas demente? ¡Claro que no!.- Lo empuja casi haciéndolo caer de su asiento pero a Milo parece no importarle. -¿Cómo se te ocurre semejante tontería?-
-Oye hablaba en serio, se te da bien bailar, le llamas la atención a todo mundo, en especial a las chicas y ganan bien.-
-Ya te dije que no.- Aioria le responde avergonzado. –Una cosa es bailar entre todos en una fiesta y otra en una pista y que te observe un montón de gente.-
-Pues es casi lo mismo... pero con menos ropa-
-Además si lo hiciera no iría solo, tú me acompañas.-
-¿Y yo por qué?-
-Porque la idea fue tuya.-
-No yo no soy tan bueno bailando.- No iba a dejase convencer, pero justo en ese momento algo distrae la atención de Milo y se levanta para arrancar una hoja de la pared al lado de la barra. -¡Aja!- Regresa con Aioria de inmediato. –Toma, para que no digas que no te ayudo.-
-¿Qué es eso?- Toma la hoja y lee. –"Se solicita mesero por temporada vacacional alta"... Milo ¿estás seguro que es buena idea?-
-Tu fuste el que dijo que había que intentar algo, y atender mesas no debe ser tan malo, o por lo menos mejor que lavar baños si.- Le da una palmada en el hombro para animarlo. –Y el empleo es aquí mismo, Demetrius y Konstantinos serian nuestros jefes y el lugar lo conocemos a la perfección.-
-Espera... dijiste ¿nuestros jefes?.- Aioria lo mira con sorpresa.
-Claro, entre los dos será más fácil, bueno si es que nos aceptan.- Milo le ofrece la mano a Aioria y este se la da para estrecharla.
-¡Gracias!, Milo de verdad gracias.-
-Para eso somos amigos, mi hermano.- Lo abraza sonriente. -Ahora vamos a preguntarles antes de que alguien más lo haga.-
-¡Si!.-
Y de inmediato corrieron a buscar a alguno de sus amigos esperando obtener el empleo, el cual les fue dado de inmediato; sin duda era un par con mucha suerte, y más aun cuando les dijeron que podrían empezar de inmediato y obtendrían su primer pago al amanecer.
Todo parecía ir de maravilla, al principio estaban nerviosos, pero sus personalidades tan abiertas y sociables les ayudaban bastante, en minutos ya parecían haberse ganado la simpatía de muchos visitantes que sin dudarlo se animaban a pedir un ronda tras otra.
-¡Hey Aioria!- Se le acerca un hombre joven de su misma estatura, cabello negro chino, tez bronceada, ojos cafés, vistiendo una camisa azul rey con las mangas arremangadas mostrando las líneas de un tatuaje no muy visible en el brazo.
¡Ah Konstatinos!- Le responde Aioria con una enorme sonrisa mientras retira los vasos sucios de la barra y la limpia. –No te había visto en toda la noche.-
-¡Ja! Ya sabes la vida ocupada de un host, hay que atender a la clientela de forma más personal; y por cierto; vaya tu aquí sirviendo y limpiando, quien lo diría, ¿la beca no te ha rendido lo suficiente este mes?.-
-Ehmmm si, ya sabes... gastos imprevistos que suelen ocurrir.-
Era obvio que era mentira, pero era la historia que todos habían acordado decir al salir del santuario y buscar integrarse más fácilmente; que todos eran estudiantes universitarios en alguna especialidad de la Universidad privada de la fundación Graad, la cual realmente existía, aunque solo era una fachada porque era imposible para la gente común en general ingresar a ella.
-Milo me conto, y Demetrius me dijo que le preguntaron si podían tomar el puesto.-
-Sí y en verdad lo agradecemos.-
-Para eso son los amigos, pero... sabes... el trabajo de limpiar y servir es cansado, dime ¿no te interesaría dar servicio en la sección VIP?- Le indica señalando las escaleras que llevan al segundo piso.
-¿Qué?, pero... eres tu el encargado, además apenas llevo una hora trabajando, ¿Qué tal si hago algo mal?.-
-Para nada, vamos, yo confío en ti, además no te encargaría algo difícil, solo es que lleves un par de copas de Blue Lagoon a la puerta 2B y si puedes haz algo de plática.-
-¿Plática?- Lo mira intrigado.
-Claro, ya sabes, entre mas en confianza entren, piden tomar más, cocteles, botellas importadas, lo que sea; y entre más caras mejor, eso te dará un bono especial.-
-Eso me gusta, le diré a Milo enseguida...-
-Espera...- Lo detiene del brazo. – Yo te cubriré un rato aquí y le diré a donde fuiste, pero no hagas esperar a este cliente.-
-Pero...-
-Hey...- Le muestra un par de billetes. –Son 20,000 ₯ y son todos para ti, y es más de lo que cuestan las bebidas que me pidió...- Lo mira fijamente intentando dale confianza. –Anda, solo subes, llegas, tocas la puerta, entras, dejas las bebidas y sonríes, si vez la oportunidad intentas ofrecer alguna otra cosa de beber o bocadillos y te retiras.
-¡Esta bien, iré enseguida!.- Responde emocionado y esta por tomar la charola con el par de cocteles cuando Konstatinos lo detiene otra vez.
-Espera, quítate eso.- Le dice refiriéndose al delantal. –Iras a la sección VIP recuerda, deben verte presentable, solo acomódate un poco el cabello, la camisa y ponte eso que traías en el cuello.-
-¿La bufanda? Pero no me gustaría derramarle algo encima o dañarla.-
-Luce costosa.-
-Sí pero no es por eso, es que fue un regalo.- Aioria la toma del perchero donde la había dejado junto la chamarra de Milo.
-¿Acaso una novia oculta por ahí te la dio, o solo un regalo familiar?- Konstatinos pregunta curioso.
-Je, ya sabes que no tengo novia, la situación no es tan sencilla para eso.- Le dice Aioria acomodándose la bufanda.
-Si ya sé que la vida de estudiantes es estresante y todo eso, pero bien sabes que un encuentro ocasional de vez en cuando ayuda para el estrés.-
-Ah sí, pero... en este momento no estoy seguro de volver a buscar algo así.-
-Uhmmm si tú lo dices, entonces sube esos cocteles y te deseo mucha suerte.-
-¡Gracias, volveré enseguida!.- Toma la charola y se pone en camino al segundo piso.
-Tomate tu tiempo amigo, todo el que necesites.- Le dice antes de verlo desaparecer entre el mar de gente, justo entonces aparece Milo.
-Oye, Konstatinos.- Milo llega con más vasos sucios.
-Milo ¿Cómo va todo?.-
-Más cansado de lo que creí, pero supongo que bien jaja oye ¿has visto a Aioria? Me dijo que después de una hora cambiaríamos y el atendería las mesas.-
-Ah, Aioria está ocupado.-
-¿Ocupado?- Milo pregunta confundido.
-Sí, lo envié a la sección VIP por un rato así que, yo te ayudare en su lugar.-
-¿La sección VIP?, ¿por qué lo enviaste ahí sin decirme?- Milo no quería desconfiar de él, pero algo en el fondo le decía que esa no había sido buena idea.
-Por favor Milo, Aioria ya es bastante grande como para cuidarse solo.-
-Lo sé, pero prometí que no le quitaría el ojo de encima.- Se cruza de brazos molesto y no es que desconfiara de su amigo pero no quería que se metiera en problemas.
-¿Qué?, ya en serio ¿tiene novia o algo así?-
-Claro que no, pero eso no significa que no haya alguien que se preocupe por él de verdad.-
-Esa persona no es su dueño, así que no tiene porque meterse en sus asuntos, Aioria es libre de hacer lo que quiera y ni tu tendrías que vigilarlo.- Sonríe. –Además él fue el que acepto ir por su propia voluntad; así que no te dejare que subas e interrumpas.-
Tomándolo del hombro, Konstatinos lo mira fijamente como si intentara intimidarlo, a lo que Milo le responde la mirada de la misma manera... oh si, serian muy amigos pero Konstantinos no tenía idea que se metía con la persona equivocada si lo hacía enojar; no tendría un cosmos poderoso como antes, pero aun era muy capaz de defenderse, cosa que Konstantinos parece notar de inmediato, no quería problemas con él.
-Vamos amigo, dale la oportunidad de encargarse de esto; mira, quédate en la barra atendiendo, y desde aquí puedes mirar al segundo piso y lo veras salir de ahí.- Le señala en la última puerta.
-Bien.- Suspira. –Lo esperare aquí.- Termina por aceptar a regañadientes y se pone a trabajar de inmediato, peo sin quitar su vista del segundo piso.
-Claro, claro y relájate...-
¿Uno? o ¿dos?... ¿quizás cinco minutos?, ¿cuánto tiempo tendría Milo que esperar?
Aioria por su parte había subido nervioso las escaleras, las manos le sudaban y las rodillas le temblaban, ¡qué tontería!; si había vivido tantas cosas inimaginables, era estúpido que se pusiera nervioso por algo tan simple, ¡pero lo estaba!... algo le decía que esta experiencia difícilmente la olvidaría...
Y ahí estaba, frente a la puerta, tocándola tres veces solicitado permiso para entrar cuando una voz femenina, suave y cantarina le dice. "Por favor, pasa..."
El corazón de Aioria salto en su pecho y comenzó a latir rápidamente, todo su cuerpo se estremeció en un instante, ¿Qué le esperaba del otro lado?.
Aioria giro la perilla de la puerta para abrirla y entro...
-Bienvenido, por favor pasa...-
Ahí estaba... de cabello largo, lacio, pelirrojo y brillante, sujeto de un lado con un broche y algunos cabellos cayendo sobre su frente, de piel aparentemente suave y blanca, sentada en uno de los amplios sillones de la sala, vestida con un botines negros, falda corta negra y una blusa rosa alido de cuello redondo y mangas largas... era hermosa.
-Sí, yo.... Con permiso.- Aioria entra cerrando la puerta y la sala se sumerge en completo silencio. –Yo, le he traído... le traje lo que ordeno.- Dice colocado las bebidas sobre la mesa... se sentía nervioso.
-Gracias, eres muy amable.- Le responde suavemente buscado su mirada, y al hacer contacto, los ojos de Aioria parecían brillar... y ella sonrío, dejándolo aun mas sorprendido; efectivamente su piel era tersa, apenas llevaba maquillaje pero el suficiente para acentuar sus labios y sus ojos... unos cautivantes ojos verdes, casi grises, misteriosos, penetrantes, llenos de vida y secretos... si, simplemente encantadora. -¿Te pasa algo?- Lo mira intrigada.
-Eh no, yo solo estoy nervioso, es mi primer día de trabajo y nunca había subido a esta sección, mucho menos a servir.-
-Tranquilo, lo haces bien, pero si estas tan nervioso, ¿Por qué no te sientas un momento?- Le ofrece un sitio en el amplio sillón donde se encuentra.
-Oh, no creo que eso sea correcto, debería bajar y continuar trabajando.-
-El trabajo de un host es hacer platica, no solo traer bebidas como cualquier otro mesero, ¿no es así?.-
-Bueno si pero, como decía, soy nuevo en esto y mi jefe podría necesitarme.-
-Sabes, estoy sola y acabo de llegar a Atenas.- Le dice algo apenada. –Solo hablemos un rato ¿te molestaría?, no te pido más que 5 minutos, me gustaría peguntarte solo algunas direcciones y lugares que visitar; si tu jefe te busca o te dice algo, hablare con él antes de irme y obviamente pagare por el tiempo que estés aquí.-
Se veía apenada, temerosa y por experiencia propia, Aioria sabía que Atenas era una ciudad difícil y más si estaba sola, le inquietaba pensar que se perdiera o algo le pasara.
-Ok, puedo quedarme 5 minutos.-
-¡Ah gracias!.- Le vuelve a ofrecer sonriente un lugar a su lado.- Y permíteme presentarme, mi nombre es Alena.-
Y él finalmente cede y acepta sentarse junto a ella.
-Mi nombre, es Aioria.-
Muchas veces nos encontramos a personas con una energía atrayente y desbordante, personas que es imposible no mirarlas, que te envuelven, te seducen tan solo con una sonrisa y una mirada... y más aun cuando descubres que tienen tantas cosas en común, que solo basta un par de palabras para hablar como si se conocieran de toda la vida y sintieras que podrían revelarse todos sus secretos el uno al otro... personas a las que sientes que podrías entregarles todo de ti...
Y esa conversación de cinco minutos, se convirtió en una de cuatro horas...
-Aioria me alegro tanto de haberte conocido, pero sabes... debo confesarte algo.-
-Dime, vamos...- Aioria la anima con una sonrisa. –No creo que sea algo tan malo.-
-¿Tú crees?, bueno, la verdad, es que esta no es la primera vez que te veo... yo... te vi ayer con, supongo eran tus amigos.-
-Vaya ¿en serio?, de haber sabido te hubieras acercado a habla con nosotros, te habían caído muy bien.-
-Oh no, ayer también vine sola, es de los pocos lugares que conozco e ir a hablarles a un grupo de chicos solos, no sería apropiado.-
-Uhmm es cierto, disculpa, pero entonces hoy...-
-Cuando te vi en la barra trabajando me sorprendí y eres tan amable con todos, que me anime a decirle a tu jefe que te pidiera venir, se que fue atrevido de mi parte, pero en verdad, tenía la fuerte sensación de querer hablar... y estar contigo.- Baja la mirada avergonzada. –Seguro pensaras mal de mí.-
-No Alena, yo no pensare mal de ti y siendo honestos yo también sentí que debía quedarme; aun con mis dudas iníciales, en vedad es impresionante como a minutos de conoceros, sintiera como si te conociera de toda la vida, es tan natural hablar contigo, que siento que podría confiarte lo que sea.-
-Como si estuviéramos destinados a estar juntos....- Lo mira con una sonrisa soñadora. -¿has sentido algo así por alguien?-
-¿Qué, tan repentino?.-
Aioria parece pensarlo un instante, recordando momentos de su infancia y adolescencia... muchos eran recuerdos tristes y dolorosos siendo un santo, difícilmente tenía amigos y muy lentamente comenzaron a confiar los unos en los otros... todo habían sido tristezas y soledad... hasta el fin de las guerras contra los dioses... pero eso obviamente no se lo diría a Alena.
-No... dudo mucho haber sentido alguna vez algo así, como lo que siento ahora.- La mira atentamente atraído, atrapado por ese misterio de sus ojos.
-Entonces... ¿crees en el amor a primera vista?.- Y Alena se atrevió a acercar su mano por el respaldo del sillón hasta deslizar sus dedos por la suave seda que envolvía los hombros de Aioria.-
-No lo sé...-
Vio los dedos de la chica deslizarse por la seda y de pronto a su mente llego el hermoso y siempre pacifico rostro de Shaka esa misma noche, horas antes cuando le coloco la bufanda de seda por primera vez y su corazón parecía oprimirse ¿porque justo en ese momento?.
-Ah... Alena, ya ha pasado mucho tiempo, creo que debería irme.- Se levanta de inmediato recogiendo las copas que ya habían bebido.
-Ah... Aioria ¡espera!, ¿acaso dije algo malo?.- Intenta detenerlo sujetándose de su brazo. –No era mi intención yo...-
-No es eso, es que ya se ha hecho tarde y en verdad no quiero perder este empleo.-
-Oh es tan tarde que no me di cuenta, te entretuve tanto, tienes razón tu trabajo es importante... y yo también debería volver a mi casa y nunca había regresado a estas horas, ¿me ayudarías a conseguir un taxi?.-
-Ehm, si claro te llevare, está aquí cerca al otro lado de la avenida.-
-Muchas gracias Aioria, sabía que podía confiar en ti.-
Confiar, eso era lo que Milo intentaba hacer mientras esperaba ver aparecer a Aioria por las escaleras desde, hacia 4 horas, pero Konstantinos le había asegurado que no tardaría más de cinco y estaba teniendo una inmensa lucha mental por no correr escaleras arriba a buscarlo, pero por otro lado se repetía que debía confiar en su amigo y su buen juicio. Todo ese tiempo se había quedado recogiendo vasos y limpiando uno que otro desastre intentando distraerse, pero no podía, simplemente su buen ánimo había desaparecido.
-¡Hey Milo!- Finalmente ahí venia.
-¡Aioria! ¿Dónde rayos estabas?, ¿tienes idea de lo preocupado que estaba por ti?, si algo te pasaba como iba a explicárselo a Sha...-
Justo entonces ve a la chica pelinegra tomada de su brazo.
-Y ¿ella es...?- Milo la mira intrigado, no puede negarlo, es bonita, pero esa manera de comportarse con tanta confianza con Aioria, tomarlo del brazo y mirarlo embelesada... él sabía que significaba eso.
-Ah sí, ella es Alena, una nueva amiga.- Responde Aioria feliz... muy feliz...
Y si... Milo también sabía lo que eso significaba.
-Hola, gusto en conocerte, espero no haya problema si me llevo a Aioria unos minutos, me ayudara a conseguir un taxi.-
-Eso no debería preguntármelo a mi.- Responde Milo algo cortante levantando una ceja, era obvio que algo no le gustaba de la situación.
-Ehm, Aioria se hace tarde, ¿vamos?- Pero ella si había percibido esa sensación de desconfianza de parte de Milo.
-Claro...- Aioria era demasiado condescendiente con ella. –Milo juro que no me tardare mucho, solo iré al otro lado de la calle.-
-¡Agh no!, ve y dile a Demetrius, está en la cocina.- Algo no le gustaba, definitivamente no le gustaba para nada.
-Aioria.- Vuelve a hablar Alena. –Si es mucho problema, no te preocupes, yo misma puedo ir a buscar el taxi si esta cerca.-
-No nada de eso, yo iré contigo.- Voltea a ver a Milo. –Por favor hermano no puedo ser tan descortés y dejarla sola a estas horas.-
-¡Agh haz lo que se te dé la gana!... y si no regresas en 15 minutos te puedes regresar solo a casa porque no te esperare.-
-Jaja, claro amigo, no tardo, ¡lo juro!.- Y esas fueron las últimas palabras de Aioria cuando Milo lo vio salir por la puerta del local.
Cinco, diez... veinte... Milo espero, se harto, se frustro... sabía lo que pasaba y no podía hacer nada, no estaba en su derecho... pero se sentía culpable. Aun así espero por Aioria hasta el amanecer, cuando la mayoría de los clientes se habían ido hace tiempo.
Dieron las 6 am, hora en que oficialmente el local cerraba; Demetrius y Konstantinos lo felicitaron y le dieron Milo la paga que correspondía a ambos por su primer día de trabajo... un pago que a Milo le supo francamente amargo.
No valía la pena esperar, Milo simplemente se despidió y sin más se dirigió de regreso a casa, esperando toparse a su amigo en el camino o quizás ya en su templo dormido sobre el sillón... pero Aioria no regreso al santuario esa mañana.

0 comentarios:

Publicar un comentario